Socios en El Calafate: Los documentos que prueban el vínculo comercial entre Cristina Kirchner y Lázaro Báez

El 11 de julio de 2008, Cristina Kirchner inauguraba un frigorífico en el partido bonaerense de Merlo. Estaba a poco de perder, en aquella madrugada histórica, la votación en el Congreso por la 125, una resolución que se convirtió en proyecto de ley y que intentaba aumentar las retenciones para las exportaciones de granos. Lejos de Olivos y de aquellos días intensos, en Río Gallegos empezaban los negocios conjuntos entre la entonces presidenta y el ascendente constructor Lázaro Báez. Pasaron 14 años y aquellos socios comerciales se convirtieron en dos de los principales acusados en la llamada causa Vialidad. La sociedad entre ambos, siempre eje de sospechas, queda probada en documentos a los que accedió LA NACION sobre la transacción de un lote en Santa Cruz. Para pisar este rincón patagónico hay que llegar a El Calafate y tomar la costanera, que como tantas cosas en esta villa turística, se llama Presidente Néstor Kirchner. A poco de andar, cuando se bifurca un camino para ir al Glaciar Perito Moreno, hay que salir de la ruta 11 y mantenerse por el camino bajo sobre la costa del lago. Entonces, luego de cruzar la zona urbana de Punta Soberana y recorrer toda la bahía, se dobla por una península. En ese lugar amanece la vista de la Cordillera de los Andes, con un marco de agua turquesa del lago Argentino. Cuando termina el asfalto, la calle sigue de ripio. A poco más de 400 metros está, sobre una ladera de unos 70 metros de altura, el lote de 87.046 metros cuadrados. Desde arriba, la vista es, simplemente, imponente.

Ubicación del lote

El terreno se encuentra sobre una ladera en Punta Soberana

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El primer antecedente de aquella sociedad lo mostró LA NACION mediante una investigación de Mariela Arias. Ahora, después de varios años, salieron a la luz los documentos que prueban que los negocios cruzados entre las dos familias no son especulaciones de la Justicia, sino que fueron una manera en la que se relacionaron mientras unos estaban en el poder y el otro, Báez, era el contratista de obra pública estrella. La historia de esta sociedad no tramita en el juicio de Vialidad, que tendrá su tiempo de alegatos desde mañana, sino que lo hace en el proceso por la quiebra de Austral Construcciones, un expediente de centenares de cuerpos que tramita ante el fuero Comercial. Allí está el “incidente 42″ en el que, hace un puñado de días, se dictó una resolución judicial mediante la que se decidió el remate de la mitad de un lote de casi 9 hectáreas ubicado a 10 kilómetros de El Calafate. Ese 50% indiviso que se subastará pertenece a Austral Construcciones, la “fallida”, como se le dice en la jerga, y quien lo compre se constituirá en dueño de la mitad del terreno. Desde el momento en que escriture tendrá como socio en la otra mitad a la familia Kirchner. Puntualmente a Florencia y Máximo, los dos titulares desde que Cristina Kirchner lo inscribiera a nombre de sus hijos tras la sucesión de su marido. Un capítulo importante comenzó a escribirse el 28 de febrero de 2007. En aquel momento, la actual vicepresidenta era senadora por la provincia de Buenos Aires y aún no se sabía si el sucesor de Néstor Kirchner sería “un pingüino o una pingüina”. Ese verano, la senadora se presentó en la escribanía de Ricardo Albornoz y firmó un contrato con Austral Construcciones. Se trata de una permuta entre ambos. Por un lado, la constructora le transfería un lote en El Calafate (individualizado como Quinta 10.A) y, a cambio, la entonces legisladora hacía lo propio con la mitad de otro lote de 87.000 metros cuadrados ubicado en las afueras de la ciudad. En el terreno que recibió Cristina Kirchner se construyó una parte de Los Sauces, un hotel boutique pegado a su casa. En el otro, nació una sociedad comercial en un 50% cada uno que dura hasta estos días.

El asiento del lote en El Calafate

foto AML
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Una maquinaria perfecta Eran tiempos en los que Austral Construcciones no paraba de ganar licitaciones en el sur. Era una maquinaria perfecta entre las direcciones de Vialidad nacional y provincial que proveían contratos al preferido del entonces presidente, Néstor Kirchner. En aquel verano, la empresa se adjudicó uno de los contratos más polémicos. Apenas cinco días después de haber firmado la permuta entre Cristina Kirchner y la empresa de Báez, Austral Construcciones, mediante el expediente 9067/2007, ganó una licitación para realizar las “obras básicas y enripiado de la ruta provincial número 9, tramo empalme con ruta nacional 3 y empalme ruta nacional 40″. Aquel acto administrativo es del 5 de marzo de 2007. Negocios que iban y venían en la Patagonia austral. Esa obra es una de las que se investigan en la causa Vialidad para fundar las acusaciones contra Cristina Kirchner. “Se observa que entre la aprobación del pliego y la autorización del llamado (1 de diciembre de 2006), y la adjudicación y firma del contrato respectivo con Austral Construcciones S.A. (5 de marzo de 2007), transcurrieron solo tres meses. Y ello, aun cuando dentro de ese lapso de tiempo fue firmado un convenio entre organismos provinciales y nacionales, por el cual se modificó el proyecto original”, dice una sentencia de la Sala I de septiembre de 2017 en la que se confirman los procesamientos de Cristina Fernández, Julio De Vido, José López y Lázaro Báez, entre otros.

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IMPONENTE. El Calafate desde el cielo y las mágicas vistas que ofrece el terreno de 87.046 metros cuadrados en Punta Soberana

Los negocios privados entre la familia Kirchner y Báez están presentes a lo largo de toda la investigación y la acusación que formularon los fiscales Ignacio Mahiques y Gerardo Pollicita. “Se ha podido corroborar la maniobra de corrupción por la cual desde el Poder Ejecutivo Nacional y los organismos de la administración estatal con intervención en materia de obra pública se montó una organización criminal orientada a la sustracción de fondos públicos por medio de la asignación discrecional de prácticamente el 80% de las obras viales adjudicadas en la provincia de Santa Cruz en favor de las empresas de Lázaro Antonio Báez, lo que representó la contratación del Estado por prácticamente 46.000 millones de pesos”, se lee en los primeros párrafos de aquella pieza procesal. “Los miembros de la organización criminal investigada para cumplir con su objetivo, escogieron a la obra pública vial como uno de los medios propicios para obtener el dinero del Tesoro Nacional; convirtieron en empresario de la construcción a Lázaro Báez, a quien habrían de enriquecer a lo largo de 12 años a expensas del interés de la sociedad; seleccionaron a la provincia de Santa Cruz como el lugar en donde se ejecutaría la matriz de corrupción; y acordaron generar un éxito continuo y permanente del plan delictivo concertando sucesivos proyectos perjudiciales para hacerse ilícitamente de los fondos públicos, a través de la puesta en marcha y sostenimiento de una maquinaria eficaz -en base al diseño de un esquema de beneficios exclusivos y permanentes- para direccionar y sustraer fondos del Estado a favor de Lázaro Báez, quien se encontraba -como privado- del otro lado de cada contratación perjudicial”, resume la acusación.

LA NACION en El Calafate: el terreno que une los apellidos Kirchner y Báez

La sociedad Kirchner – Báez Poco más de un año después, y cuando Cristina Kirchner ya era presidenta, aquella permuta se protocolizó. El 11 de julio de 2008, en Río Gallegos, Máximo se presentó “en nombre y representación” de sus padres. Por el otro lado, el firmante fue Martín Báez, apoderado de Austral Construcciones, la constructora que hoy está en quiebra. Ante el mismo escribano, ambos se presentaron y le dieron forma a aquella transmisión de propiedades para ser inscripta en el Registro de Propiedad Inmueble de la provincia. Según consta en la escritura, Máximo se presentó como apoderado de ambos padres, pero se limitó a firmar el asentimiento por Néstor Kirchner ya que el inmueble era de su madre. “Como consecuencia, Cristina Elisabet Fernández transfiere a título de permuta a Austral Construcciones el cincuenta por ciento indiviso del inmueble ubicado en la Ciudad de El Calafate”, dice la cláusula tercera.

La escritura del terreno

Las páginas en las que figuran los apellidos Kirchner y Báez

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Siguen las formas y finalmente, en la séptima, se lee: “El señor Néstor Carlos Kirchner prestó el asentimiento del artículo 1277 del Código Civil a través del poder ya relacionado”. La cláusula deja claro que la dueña del terreno era la actual vicepresidenta y que su marido firmó solo para autorizar la venta. Aquella escritura se anotó en la matrícula 5285 del Registro Propiedad de Santa Cruz. Nacía así, formalmente, una sociedad entre la entonces senadora y el poderoso empresario, mejor dicho, contratista privilegiado. A remate En el último tiempo, la justicia comercial avanzó en el remate de los bienes de Austral Construcciones. “Decreto el remate en pública subasta al contado y al mejor postor del 50% indiviso del inmueble ubicado en la Ciudad de El Calafate, Departamento Lago Argentino, provincia de Santa Cruz, individualizado como fracción CCXXXIII”, escribió el 7 de julio pasado la jueza María José Gigy Traynor.

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LOS SAUCES. El anexo del hotel se construyó en el terreno que recibió Cristina Kirchner

Ya estaban en el expediente los informes de los martilleros y un perito ingeniero agrónomo que visitaron el lugar. “No es zona para producción ganadera ovina por la escala. Espacio verde no arbolado con inmejorable ocupación paisajística. Como espacio verde y desde lo paisajístico se encuentra en una posición de relieve y topografía acorde a la región, con excelentes vistas panorámicas a la cordillera y sus bosques, glaciares, el lago con sus coloraciones de color turquesa producto de los deshielos, ríos glaciarios y la pintoresca ciudad con la reserva natural”, consignó el ingeniero Carlos María Moras. También llegaron a este rincón patagónico los martilleros Felipe Rico Roca, Jorge Matricali y Leonel Cisneros. “Considerando las superficies, mejoras e infraestructura, estado de conservación, accesibilidad, localización, etcétera, estimamos que el valor venal del inmueble es de dólares estadounidenses US$313.200″, informaron. De acuerdo a lo que establecen las normas de las subastas judiciales, aquel 50% saldrá a la venta con una base de US$208.800, correspondiente a dos tercios del valor estimado. La Justicia, que aún no fijó fecha de remate, resolvió que no se puede comprar en comisión. Es decir, quien ofrece deberá ser el dueño real que escriture y termine como socio de la familia Kirchner.

Plancheta catastral del lote

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En este terraplén de vista privilegiada, a poco más de 10 kilómetros de El Calafate, todo es silencio y belleza. No hay ningún sonido más que el viento y los pasos en la nieve. En medio del imponente paisaje, a este cronista le resuenan dos frases. La primera, una cita de George Orwell con la que Cristina Kirchner finalizó una declaración escrita que entregó en noviembre de 2016 al juez Julián Ercolini, en una causa que se investiga la explotación de los hoteles Alto Calafate y Los Sauces: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. La segunda, otras palabras de la vicepresidenta ante el mismo magistrado: “No soy amiga ni socia de Lázaro Báez”.

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